Antes de adquirir una clavadora eléctrica, siempre está bien tener en cuenta esta serie de sugerencias, ésas que tienen que ver con la manera correcta de trabajar con una de estas herramientas.
Tipos de clavadora eléctrica
En el mercado encontramos dos grandes categorías de clavadoras eléctricas. Las de golpe y las de impacto. Ambas tienen sus usos, pero la que mejor se adapta a la mayoría de las pautas es la de impacto.
Esta clase de clavadoras ofrece una gran potencia y una gran fuerza, lo que se traduce en la posibilidad de que puedan trabajar con dureza y de que no sufran la pérdida de energía a través de la vibración.
Además, los modelos de clavadora eléctrica de impacto tienen asistencia en la fase de golpeo, lo que les permite hacer una tarea más limpia y precisa.
El golpeo en una clavadora eléctrica tiene que ser potente, pero muy coordinado. En muchas ocasiones, un golpe excesivamente fuerte puede romper algo que no tenía que romperse o dañar un objeto que no queríamos dañar. De esta manera, están las que tienen una asistencia en el golpe, esto es, que no dan un golpe completo y necesitan ser rematados por el usuario, quien termina el golpeo.
En el caso de la asistencia en el golpe, lo que sucede es que al aplicar un golpe, la clavadora eléctrica se apaga si el golpe es demasiado fuerte y, en este caso, la persona tiene que repetir el golpe. Si el golpe es muy suave, la clavadora eléctrica no se apaga y continúa su trabajo.
Aunque es un modelo muy utilizado, esta es una de las dos cláusulas de seguridad que tiene la clavadora eléctrica, la otra es la limitación térmica. Esta cláusula está presente en todas las clavadoras eléctricas, ya que cuando se sobrepasa una temperatura se produce un cortocircuito. En este caso, se produce una sobrecalentamiento de la clavadora eléctrica y automáticamente se apaga.